Aquella vez en que casi nos apalean en una cancha de baby fútbol

Zuljin

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15 Enero 2004
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En una facultad de ingeniería se concentran muchos estudiantes que podrían considerarse "ñoños". Pero cuando se mira con lupa en las distintas carreras vemos que la carrera de informática es la más "ñoña" de todas.

En el inicio de la carrera nos juntamos a jugar y así se armó un entretenido grupo de estudiantes que jugaba baby fútbol, carreteaba y ocasionalmente se juntaba a estudiar.


Nuestro mejor jugador y capitán era el 10, mi compadre. Tenía un juego similar al Matías Fernández del 2006. El tipo en verdad era bueno y acostumbraba jugar en ligas amateur, por lo que se manejaba en partidos "oficiales". El resto del equipo era diverso:
- un defensa tipo Lizardo Garrido con buena técnica pero alma de ángel, incapaz de ponerle un planchazo bien puesto a un rival.
- un "wing derecho" que corría más de lo que jugaba. Bueno para el trago y para correr, a veces le quedaba chica la cancha.
- un chico que jugaba de eganche, le gustaba armar juego y mover la pelota en la delantera. Buen amigo, siempre apañaba.
- un jugador maceteado tipo Rooney que jugaba de 8. Era bueno para el quite y mover la pelota y además ponía buenos pelotazos. Me recuerda siempre al toro "Máquina" de la película "El Viaje de Ferdinand".
- un tipo que jugaba de delantero centro que era terrible de malo pero que tenía las mejores zapatillas y canilleras y ponía plata para tomar con el grupo.
- un estudiante viejo terrible de flaco que tenía buena técnica como Francéscoli pero era lento y de 40 kilos tipo pasturriento. Su ventaja era que al ser un estudiante re-ingresado a la carrera conocía a otros estudiantes viejos de informártica.
- Yo figuraba como arquero. Mis ventajas para lograr la titularidad eran pocas: era alto, delgado, no cerraba los ojos ante los tiros, no tenía miedo para recibir pelotazos en la cara o en la entrepierna, no tenía miedo de tirarme al piso pero más importante es que el grupo de amigos no tenía un portero natural, por lo que yo era la única alternativa al ser el yunta del mejor jugador. "Zuljin, juega al arco porfa. No esperamos mucho de ti como jugador de campo pero no tenemos a nadie más de portero". Cabe destacar que la única cualidad que me va quedando hoy en día es ser alto.


Más adelante muchos de los mejores jugadores se irían de la carrera pero sumaríamos otros amigos al equipo:
- Un tipo que andaba siempre como cagándose de la risa. Era bueno en defensa y movía bien la pelota, aunque algo lento.
- Un nuevo portero que al igual que yo entró al arco por necesidad y obligación. Nos turnábamos entre jugador de cancha y portería. La cualidad de este socio es que era un defensa tipo Paolo Montero y no tenía asco en pegar.
- Un jugador de toda la cancha que era malo pero muy buena tela y terrible de empeñoso. Es de esos jugadores que no puedes odiar.
- Otro jugador maceteado. Jugaba de delantero tanque. Era buena tela y si había que tirar aletazos estaba totalmente disponible.


En el segundo año de la carrera nos inscribimos en el campeonato anual de baby fútbol. Se podría decir con cierta certeza que teníamos el mejor equipo de toda la escuela de informática, pero a nivel fútbol informática estaba a años luz de otras carreras como electrícidad o Construcción Civil. Al igual que el representante de Asia en el Mundial de Clubes, no perdíamos la fe en alzarnos con la copa.


Una de las cosas que extraño de los torneos oficiales es ese nervio que te da antes de comenzar a jugar. Un partido oficial, las graderías de un gimnasio, el sonido de la pelota al ser golpeada, el sonido de las zapatillas girando por el parquet. Había un pequeño grupo de compañer@s que nos iba a alentar (o a reírse, digámoslo todo) así que sentíamos que jugábamos de visita pues nuestros rivales de otras carreras tenían generalmente mucho más apoyo en la gradería.

Comenzamos la fase de grupos y nos fue bien. El equipo todavía tenía ese juego en que los integrantes respetan las habilidades del otro, por lo que había un fluído juego de pases. Yo no salvé ninguna pelota imposible pero tampoco me comí goles evitables. "Un portero correcto" podría decir un relator de fútbol.

Alcanzamos los cuartos de final, algo inédito para un equipo de informáticos. La fe no nos fallaba pero ahora nos enfrentábamos al equipo de la carrera de Construcción Civil. Es como si el equipo japonés Kashima Antlers se enfrentara al Bayern de Munich.

Llegamos equipados al gimnasio que tenía un buen aforo, muchos espectadores. Por ahí entre medio estaba nuestro grupito de hinchas incondicionales de 5 amig@s sentados al lado de la banca de suplentes. Todo el resto de los asistentes que había en el gimnasio podríamos decir con cierta seguridad que eran de la carrera de Construcción Civil.

Comienza el partido y por más empeño que le ponía nuestro equipo siempre estábamos por uno o dos goles abajo. No nos sentíamos derrotados pero si había cierta desesperanza al no poder pasar arriba en el marcador a pesar de que probablemente cada uno estábamos haciendo el partido de nuestras vidas. Teníamos a todo nuestros jugadores en área contraria intentando marcar, pero el portero rival era demasiado bueno que incluso tapaba los tiros al ángulo de nuestro jugador estrella.
A eso hay que sumar el estruendoso apoyo de los espectadores que tenía la gente de Contrucción Civil, un cóctel para la remontada épica que podíamos lograr o una derrota a fuego lento, no había más que esas dos opciones.

En una jugada nos encontraron a contragolpe y dos jugadores rivales se lanzaron solos en contra de la portería que defendía un arquero refaccionado (o sea yo). Al igual que en un capítulo de Los Supercampeones, mientras los dos delanteros venían solos sin ninguna marca en busca del gol yo pensaba en como diantres los paraba. Ese gol en contra podría significar la derrota total y que termináramos entregando el partido, pero por otro lado nadie podría reclamarme por no salvar un gol estando solo en la portería contra lo que podríamos decir que eran los dos mejores delanteros del campeonato. Básicamente era Paulo Garcés versus Messi y Neymar.

Tuve mucho tiempo para pensar: si me hacen este gol el partido se va a pique, se nos acaba el campeonato y nos dedicamos a estudiar para terminar honrosamente el semestre. Por el contrario si yo lograba tapar el gol nuestro equipo remonta el partido, nos íbamos a embriagar de gloria por esta hazaña deportiva lo que terminaría en alegría, carretes y llenar nuestra mente en la semifinal y final y terminar siendo el único equipo de informáticos de toda la historia en lograr el campeonato, pero ese exceso de alegría nos iba a distraer de los estudios y terminar reprobando ramos. Uf, que dilema.

Todo eso pasaba por mi mente mientras Messi y Neymar de Contrucción Civil venían hacia mi arco defendido por un escuálido portero e hice lo que todo videojugador haría: apreté todos los botones. Me la jugué y barrí al medio de los dos con la suerte de que uno de los delanteros lanzó justo el pase y lo rechacé.

Pero no hubo remontada. El equipo de informáticos siguió luchando y el reloj seguía avanzando. En un momento dado nuestro jugador estrella lanza un tiro al arco rival con olor a gol, pero el portero rival se lanza de manera increíble y bloquea el disparo. La pelota queda botando en el área chica mientras nuestro número 8, el Máquina, corre desde mitad de cancha a toda velocidad a disparar a quemarropa esa pelota suelta que puede ser la última oportunidad de lograr algo. El arquero rival se reincorpora ágilmente del suelo y se lanza con una mano a recoger el esférico, pero al mismo tiempo el Máquina le pega con toda la fuerza a la pelota, golpeando también la mano del arquero y su frente.

El golpe fue tan fuerte que el Máquina también cayó pero el arquero no soltó la pelota: yacía el el suelo pero quejándose de dolor en la mano y en la cara. La primera impresión del equipo rival fue ver a su compañero caído pero luego la emprendieron contra el Máquina que estaba en el suelo. Los jugadores de mi equipo trataban de calmar los ánimos, pero el portero quejándose de dolor en el suelo sumado a lo caliente del ánimo general de la gradería no ayudaba mucho, hasta que pasó lo peor: el primer hincha de Construcción Civil bajó a la cancha a increpar a nuestro equipo.

Después de que bajó el primer hincha a empujar, putear y ofrecer aletazos a nuestro equipo el resto de la hinchada perdió el respeto por la cancha e hizo lo mismo. El chico fue a defender a el Máquina que seguía en el suelo al lado del arquero (probablemente porque si se paraba lo iban a golpear), así que el chico se convirtió en el blanco de la furia de todo Construcción Civil. Estimo que fácilmente eran 50 hinchas con intenciones claras de ajusticiarnos ahí mismo, mientras el resto de los asistentes nos lanzaban maldiciones gitanas.

Dato importante:
Como en toda gresca de gente no acostumbrada a pelear, todos son empujones e improperios hasta que alguien lanza un golpe real y ahí si se arma la verdadera pelea.

De las graderías seguían bajando hinchas furibundos que arremetían contra nosotros. Cada uno de los jugadores de informática recibimos empujones e impromerios, y la verdad es que bastaba con que un solo jugador recibiera un golpe limpio, o respondiera con uno, para que la paliza comenzara oficialmente y nos lincharan públicamente en el gimnasio. Sin querer la hinchada de Construcción Civil nos rodeó y comenzamos a acercarnos a donde estaba nuestro grupo de apoyo, l@s cinco informátic@s que nos apoyaban más los dos jugadores de reserva, pero me doy cuenta que el flaco Francescoli había desaparecido.

Seguimos huyendo por las butacas del gimnasio recibiendo empujones e insultos de toda la gente, el gimnasio era literalmente un horno de agresividad. El blanco de toda la ira era el chico que esquivaba los manotazos y empujones lo mejor que podía, aunque cada uno de nosotros recibimos lo nuestro. De repente se alza un chascón de barba, un tipo grandote de 1,85 y fácilmente 110 kilos que supongo era un estudiante viejo de Construcción Civil al que llamaremos "Big Show". Este tipo se para, camina lentamente hacia nosotros, se posiciona entre la hinchada agresora y el chico, se gira hacia los estudiantes de Construcción Civil grita "¡¡¡PAREN LA HUEA!!!".

Todo el gimnasio acató la orden sin chistar. Los agresores se detuvieron impávidos y nosotros respiramos aliviados pues este tipo viene a calmar las aguas y saldremos caminando. En eso el grandote Big Show se da vuelta hacia el chico, lo mira como quien ve un niño, le da un empujón y le dice "QUÉ TE PASA CONCHETUMARE". Era ver el inicio de un enfrentamiento entre Frodo y La Montaña de Juego de Tronos.

Listo, fuiste bueno amigo chico pensamos nosotros mientras planeábamos como salir de una sola pieza. Una compañera de informática, al ver que iban a descuartizar a nuestro compañero se mete en medio de el chico y de Big Show para defenderlo pero el gigantón le grita "VOH NO TE METAI" y la amiga se va a sentar helada de susto. Seguían los empujones pero esta vez, todos aleonados por el gigantón, parecía que ya no había escapatoria.

De pronto, al igual que en la película de El Señor de Los Anillos, aparece por la entrada del gimnasio de manera triunfal el flaco Francescoli. ¿Qué puede hacer un estudiante de 40 kilos en contra de 50 estudiantes furiosos liderados por un uruk-hai? La verdad es que mucho, porque lo único bueno que tenía el flaco Francescoli es que conocía a muchos informáticos antiguos que pululaban por el campus.

Comienzan a entrar al gimnasio estudiantes de informática. No se arma una battle royale entre Informática y Construcción Civil, sino que comienza a bajar la intensidad de los agresores hasta que lentamente comenzamos a salir del gimnasio. Ni se nos ocurre pasar a camarines por el temor de que nos fueran a pegar ahí dentro.
Mientras salimos del gimnasio vemos que estudiantes de informática más viejos, que probablemente en su vida hayan pisado la cancha del baby fútbol del gimnasio, nos hacen un "pasillo". Salimos protegidos y nos vamos rápido a una sala a cambiarnos.

Días más tarde seguíamos con susto y para aumentar la paranoia de repente aparecía el flaco Francescoli diciéndonos "loco, cuidado que por ahí viene gente de Construcción Civil" y el Máquina se escondía. El portero de construcción civil utilizaba un inmovilizador por un dedo pero nunca pasó nada más.
Tampoco sé si el equipo de Construcción Civil habrá llegado a la final, aunque con su arquero lesionado veo difícil que hubieran ganado.

Lo único bueno es que a pesar de toda la batahola, nadie lanzó ningún golpe directo pues todo fueron empujones tibios y garabatos. Gracias compañeros ingenieros por ser mediocres para los combos.
 
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ranamaldita

mueranse
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En ese tiempo de dictadura mientras ibas a la universidad aun usabas lentes? debiste ponerte los lentes e inventar recibir un golpe, como Stevie en Malcom in the middle. Es tan mal visto pegarle a alguien con principio de ceguera que se hubiese acabado ahi mismo.
 

javiernico

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me acorde cuando trabajaba en el aeropuerto y se armaban los campeonatos por talleres no habia "Copa de la Amistad" donde no corriera sangre :zippy
 

Audrey

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- un defensa tipo Lizardo Garrido con buena técnica pero alma de ángel, incapaz de ponerle un planchazo bien puesto a un rival.
Csm que me reí con esto :lol

- Yo figuraba como arquero. Mis ventajas para lograr la titularidad eran pocas: era alto, delgado, no cerraba los ojos ante los tiros, no tenía miedo para recibir pelotazos en la cara o en la entrepierna, no tenía miedo de tirarme al piso pero más importante es que el grupo de amigos no tenía un portero natural, por lo que yo era la única alternativa al ser el yunta del mejor jugador. "Zuljin, juega al arco porfa. No esperamos mucho de ti como jugador de campo pero no tenemos a nadie más de portero". Cabe destacar que la única cualidad que me va quedando hoy en día es ser alto.
Ningún equipo tiene portero natural porque nadie quiere ser portero, es el puesto más infravalorado y despreciado de cualquier equipo. Nadie cacha el peso que tiene hasta que se pone en el puesto y empieza a sufrir....

En el segundo año de la carrera nos inscribimos en el campeonato anual de baby fútbol. Se podría decir con cierta certeza que teníamos el mejor equipo de toda la escuela de informática, pero a nivel fútbol informática estaba a años luz de otras carreras como electrícidad o Construcción Civil. Al igual que el club campeón de Asia en el Mundial de Clubes no perdíamos la fe en alzarnos como campeones.
Alcanzamos los cuartos de final, algo inédito para un equipo de informáticos. La fe no nos fallaba pero ahora nos enfrentábamos al equipo de la carrera de Construcción Civil. Es como si el equipo japonés Kashima Antlers se enfrentara al Bayern de Munich.
La Cenicienta del torneo. :zippyuy

En una jugada nos encontraron a contragolpe y dos jugadores rivales se lanzaron solos en contra de la portería que defendía un arquero refaccionado (o sea yo). Al igual que en un capítulo de Los Supercampeones, mientras los dos delanteros venían solos sin ninguna marca en busca del gol yo pensaba en como diantres los paraba. Ese gol en contra podría significar la derrota total y que termináramos entregando el partido, pero por otro lado nadie podría reclamarme por no salvar un gol estando solo en la portería contra lo que podríamos decir que eran los dos mejores delanteros del campeonato. Básicamente era Paulo Garcés versus Messi y Neymar.

Tuve mucho tiempo para pensar: si me hacen este gol el partido se va a pique, se nos acaba el campeonato y nos dedicamos a estudiar para terminar honrosamente el semestre. Por el contrario si yo lograba tapar el gol nuestro equipo remonta el partido, nos íbamos a embriagar de gloria por esta hazaña deportiva lo que terminaría en alegría, carretes y llenar nuestra mente en la semifinal y final y terminar siendo el único equipo de informáticos de toda la historia en lograr el campeonato, pero ese exceso de alegría nos iba a distraer de los estudios y terminar reprobando ramos. Uf, que dilema.

Todo eso pasaba por mi mente mientras Messi y Neymar de Contrucción Civil venían hacia mi arco defendido por un escuálido portero e hice lo que todo videojugador haría: apreté todos los botones. Me la jugué y barrí al medio de los dos con la suerte de que uno de los delanteros lanzó justo el pase y lo rechacé.
Viví este relato como si estuviera ahí. Yo también hubiese apretado todos los botones :lol A tirarse no más a lo que venga, aunque te llegue una patada en la cara :zippypozo

La primera impresión del equipo rival fue ver a su compañero caído pero luego la emprendieron contra el Máquina que estaba en el suelo. Los jugadores de mi equipo trataban de calmar los ánimos, pero el portero quejándose de dolor en el suelo sumado a lo caliente del ánimo general de la gradería no ayudaba mucho, hasta que pasó lo peor: el primer hincha de Construcción Civil bajó a la cancha a increpar a nuestro equipo.

Después de que bajó el primer hincha a empujar, putear y ofrecer aletazos a nuestro equipo el resto de la hinchada perdió el respeto por la cancha e hizo lo mismo. El chico fue a defender a el Máquina que seguía en el suelo al lado del arquero (probablemente porque si se paraba lo iban a golpear), así que el chico se convirtió en el blanco de la furia de todo Construcción Civil. Estimo que fácilmente eran 50 hinchas con intenciones claras de ajusticiarnos ahí mismo, mientras el resto de los asistentes nos lanzaban maldiciones gitanas.

Dato importante:
Como en toda gresca de gente no acostumbrada a pelear, todos son empujones e improperios hasta que alguien lanza un golpe real y ahí si se arma la verdadera pelea.

De las graderías seguían bajando hinchas furibundos que arremetían contra nosotros. Cada uno de los jugadores de informática recibimos empujones e impromerios, y la verdad es que bastaba con que un solo jugador recibiera un golpe limpio, o respondiera con uno, para que la paliza comenzara oficialmente y nos lincharan públicamente en el gimnasio. Sin querer la hinchada de Construcción Civil nos rodeó y comenzamos a acercarnos a donde estaba nuestro grupo de apoyo, l@s cinco informátic@s que nos apoyaban más los dos jugadores de reserva, pero me doy cuenta que el flaco Francescoli había desaparecido.

Seguimos huyendo por las butacas del gimnasio recibiendo empujones e insultos de toda la gente, el gimnasio era literalmente un horno de agresividad. El blanco de toda la ira era el chico que esquivaba los manotazos y empujones lo mejor que podía, aunque cada uno de nosotros recibimos lo nuestro. De repente se alza un chascón de barba, un tipo grandote de 1,85 y fácilmente 110 kilos que supongo era un estudiante viejo de Construcción Civil al que llamaremos "Big Show". Este tipo se para, camina lentamente hacia nosotros, se posiciona entre la hinchada agresora y el chico, se gira hacia los estudiantes de Construcción Civil grita "¡¡¡PAREN LA HUEA!!!".

Todo el gimnasio acató la orden sin chistar. Los agresores se detuvieron impávidos y nosotros respiramos aliviados pues este tipo viene a calmar las aguas y saldremos caminando. En eso el grandote Big Show se da vuelta hacia el chico, lo mira como quien ve un niño, le da un empujón y le dice "QUÉ TE PASA CONCHETUMARE". Era ver el inicio de un enfrentamiento entre Frodo y La Montaña de Juego de Tronos.

Listo, fuiste bueno amigo chico pensamos nosotros mientras planeábamos como salir de una sola pieza. Una compañera de informática, al ver que iban a descuartizar a nuestro compañero se mete en medio de el chico y de Big Show para defenderlo pero el gigantón le grita "VOH NO TE METAI" y la amiga se va a sentar helada de susto. Seguían los empujones pero esta vez, todos aleonados por el gigantón, parecía que ya no había escapatoria.
Hombres... :zippyu


El portero de construcción civil utilizaba un inmovilizador por un dedo pero nunca pasó nada más.
Tanto weveo para un dedo inmovilizado. Ni Neymar!


"Bonita" y emocionante historia, Zuljin.
 

clusten

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Interesante, eran buenos esos campeonatos universitarios.

Me tocaba vivirlo desde una vereda distinta a la tuya: mis amigos eran buenos para la pelota, nivel selección de ingeniería. Yo igual jugaba al arco (en realidad, jugaba basquetbol, pero tenía buen corte con las piernas, por lo que quedaba pintado de arquero que cubre harto por arriba y abajo, sobretodo en baby futbol). Como anecdota, me duró dos años jugar al arco. En tercer año pelota disputada, un mala leche me puso un rodillazo en la mano hábil (izquierda en mi caso), dislocándome un dedo y esguince en otro (no hubo ni intento de pelear, grité "tiempo", pararon el partido, me recolocaron el dedo y a seguir jugando).

Eso produjo que después tardé como 1 año en salir con las manos "sin miedo" (ahí ya encontramos otro arquero y pasé a ser "pepe Reina" del equipo. Si la lesión hubiese sido en otro contexto, probablemente no hubiese quedado con miedo, pero fue tan gratuita la lesión. Igual no pudimos sacar campeonato en todos los años, casi todos los años semifinal, dos finales, cero titulos.
 

Audrey

Umbridge
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20 Agosto 2019
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Interesante, eran buenos esos campeonatos universitarios.

Me tocaba vivirlo desde una vereda distinta a la tuya: mis amigos eran buenos para la pelota, nivel selección de ingeniería. Yo igual jugaba al arco (en realidad, jugaba basquetbol, pero tenía buen corte con las piernas, por lo que quedaba pintado de arquero que cubre harto por arriba y abajo, sobretodo en baby futbol). Como anecdota, me duró dos años jugar al arco. En tercer año pelota disputada, un mala leche me puso un rodillazo en la mano hábil (izquierda en mi caso), dislocándome un dedo y esguince en otro (no hubo ni intento de pelear, grité "tiempo", pararon el partido, me recolocaron el dedo y a seguir jugando).

Eso produjo que después tardé como 1 año en salir con las manos "sin miedo" (ahí ya encontramos otro arquero y pasé a ser "pepe Reina" del equipo. Si la lesión hubiese sido en otro contexto, probablemente no hubiese quedado con miedo, pero fue tan gratuita la lesión. Igual no pudimos sacar campeonato en todos los años, casi todos los años semifinal, dos finales, cero titulos.
Comprobado que quienes juegan básquetbol (o han jugado, o tienen nociones) siempre responderán como arqueros.
 
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