Una de las fuentes de la tabla de Marcel.
Pero a partir de 1943, los soviéticos minimizaron la ayuda aliada, querían evitar a toda costa que la población se enterara de esto. Quería dar a entender que la URSS luchaba sola y sin apoyo externo. Esta mentira fue contemporánea con un aumento de la producción soviética. El esfuerzo de la mano de obra en el traslado y puesta en marcha de la industria lejos del alcance germano, permitió, desde 1943, la producción de lo esencial en territorio soviético. Desde fines de ese año superó ampliamente la producción alemana.
La ayuda estadounidense fue muy criticada. La URSS siempre le restó importancia. Por otra parte, a pesar de que la calidad de los suministros fue en muchas ocasiones defectuosa. Se podría objetar con la gran cantidad que las cadenas de montaje estadounidenses permitió compensar sus eventuales fallas. Y no hay que olvidar, que entre el material militar, figuraban los bombarderos Hudson, los cazas – bombarderos Aircobra o Kittyhawk, elogiados por el Alto Mando del Ejército Rojo. Y los Sherman poco tenían que envidiar a la mayoría de los tanques.
En lo que respecta a la ayuda que los EEUU prestaron al volumen de la producción militar soviética, dio lugar a sesudos cálculos para disminuir su importancia. Pero se estima que rondó entre el 10 y el 15%. Pero esto es sólo hasta 1944. A partir de 1945 las entregas se multiplicaron, y se produjeron las más importantes. De todas formas, la ayuda aliada ofreció al Ejército Rojo la movilidad que tanto necesitaba. También colmó una insuficiencia en materia de bombarderos tácticos y transmisiones modernas. Y ¿qué decir del combustible? En cuanto comenzó la ofensiva alemana sobre el Caúcaso, 2.600.000 toneladas de oro negro, entre los cuales había 426.000 toneladas de nafta con octanos elevados, permitiendo:
1º Lanzar la operación Urano.
2º Permitir a la aviación soviética alzar el vuelo para oponerse a la Luftwaffe y al avance blindado alemán.
Para que veáis la importancia de la ayuda estadounidense, pues sin ella probablemente habría caído Stalingrado y los pozos caucasianos.
Además, la asombrosa gama de productos que llegaron a la URSS basta para indicar hasta que punto pudo cubrir las deficiencias de los soviéticos y de la economía socilista. Las cifras hablan por si solas. Únicamente en lo que concierne a material móvil, fueron unos 700.000 camiones, 5.000 jeeps, 35.000 motocicletas y 8.000 tractores de artillería, a los que se agregaron 3.800.000 neumáticos. Lo mismo sucedía con el material ferroviario: 2.000 locomotoras y unos 11.000 vagones adaptado todo al ancho de las vías soviéticas. En materia de transmisiones, 300.000 teléfonos de campaña y 5.000 radares y estaciones de comunicación por radio.
En el plano económico, todos los economistas insisten en que el envío de materias primas fue esencial para el esfuerzo de guerra ruso: 1.200.000 toneladas de acero, 1.700.000 de aluminio, 103.000 de caucho, 50.000 de cuero e importantes cantidades de materiales no ferrosos (estaño, níquel, plomo, zinc), sin los que no era posible mantener una economía de guerra.
Los éxitos de la Werhmacht en el verano del 41 privaron a los soviéticos de su principal despensa alimenticia. También en este caso la ayuda aliada se presentó primordial para asegurar el aprovisionamiento de la población y el Ejército con 4.500.000 toneladas de diversos productos alimentarios (harina, carne y azucar sobre todo). Aun cuando los 10.000 millones de dólares de ayuda aliada sólo representaron una parte relativamente débil de la producción de armamento soviético, es imposible negar el impacto que tuvo en la guerra en el Este.