Sabes qué? En muchos aspectos, los agradecidos somos nosotros. Nos reconforta y nos da tranquilidad cada vez estamos con estos peques. Uno de los negros de las primeras fotos es todo un caso: corre cuando llegamos, va en busca del resto si no están, come un poco y se acerca para las respectivas caricias. Yo me fumo un pucho y el loquillo se pone al lado mío, me "conversa" y yo le responde. Ritual que se repite luego que vuelve a comer. Son huevadas, sí, pero de esas huevadas que te dan momentos de felicidad. Nuestro día a día está ahora condicionados por estos gatos: hemos ido en noches dw navidad, año nuevo, fiestas patrias. Si tenemos evento en casa de algún familiar, vamos, pero a las 21:00 salimos a los gatos y luego volvemos al carrete.