Agustín Squella con ventilador

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21 Noviembre 2012
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Bueno estimados

Hoy día descansé de poner cerámicos y le di tiempo al internet. Entre todas las cosas que leí y consumí durante el día, me llamó la atención esta entrevista a don Agustín Squella publicada en The Clinic on line, y cuyo ostentoso título dice " Agustín Squella: El lenguaje de algunos políticos ya no es sólo pobre, es insalubre”, y en la introducción a la nota rezaba exactamente así:


Su último libro se titula Democracia (Editorial UV) y el subtítulo no peca de optimismo: “¿Crisis, decadencia o colapso?”. Preocupado por el círculo vicioso que están formando políticos irresponsables, ciudadanos impacientes y esa “garúa neoliberal” que nos moja a todos, Squella se ha propuesto recordar por qué la democracia es la forma más atrevida −y no la más aburrida− de vivir en sociedad.

Si alguien distraído de estos sucederes ha leído hasta acá seguramente se preguntará ¿Quién es este compadre que habla y escribe sobre cosas tan aburridas…?

Si consultamos esa fuente inagotable de información que es la Wikipedia, esta nos indica que: Agustín Squella Narducci (Santiago de Chile, 1944) es un jurista, periodista y columnista chileno. En 2009 obtuvo el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales de Chile. Ha sido profesor de Introducción al Derecho y Filosofía del Derecho por espacio de cuatro décadas. Entre sus publicaciones se cuentan más de quince libros y decenas de artículos especializados. Ha dictado seminarios y conferencias en diversas universidades nacionales y extranjeras. Entre 1990 y 1998 fue rector de la Universidad de Valparaíso. Actualmente es profesor en el Doctorado en Derecho de la Universidad de Valparaíso y en los programas análogos de la Universidad de Chile y la Universidad Diego Portales.

La entrevista es digna de leerse completa, ya que se pasea por diversos “aconteceres” de nuestra sociedad actual, disparando con ventilador y develando interesantes puntos de vista. Para muestra copio algunas pocas preguntas y respuestas:


La pregunta central de tu ensayo es si la democracia atraviesa otra de sus habituales crisis o si ha entrado en fase de decadencia o colapso. ¿Qué indicios te llevarían a temer lo segundo?

El debilitamiento progresivo de los tres rasgos principales de la democracia moderna: representativa, participativa y deliberativa. Los representantes a veces representan poco y nada, cuando no se corrompen y se excusan malamente en “errores”, “desprolijidades”. La participación va a la baja, con ciudadanos decepcionados o que han consentido en pasar de ciudadanos a consumidores y de consumidores a endeudados crónicos. Y la deliberación en el espacio público se ha empobrecido sobremanera.

Partiendo por su lenguaje, según lamentas más de una vez.

Claro que lo lamento. Porque ya sabemos qué pasa cuando el lenguaje se empobrece: se empobrece también la realidad. Y el lenguaje de algunos de nuestros políticos ya no es sólo pobre, es insalubre, bajo, zafio. Y casi siempre contaminado con el doble estándar: si tal dictadura me simpatiza, no es dictadura, pero si me disgusta es la peor de las tiranías; si la economía anda mal es por la situación mundial, pero cuando eras oposición la situación mundial no influía para nada, todo se debía a la impericia del gobierno; si tú intentas hacer reformas, eres progresista, pero si lo intentan tus opositores, son unos iluminados que procuran refundar el país o darlo vuelta de campana. ¿Cómo no va a ser irritante?

¿Será porque hemos asumido que en realidad nos estamos peleando el poder y las ideas son una pantomima nomás?

Las ideas no son lo predominante en la política, eso es cierto. Pero no vamos a descubrir ahora, menos con escándalo, que la política se trata de ganar y ejercer el poder. Para eso se hace política. Pero esa disputa hay que darla sobre la base de ideas. Y en Chile nos está faltando mucha conversación, palabra que prefiero a diálogo, que ha tomado un tufillo a sacristía. A veces ni siquiera estamos dispuestos a escucharnos. ¿Cuántos prefieren cambiar de canal antes que tolerar a alguien que piensa distinto?

Ahora, es verdad que para limpiar el debate podríamos sincerarnos un poquito más, y no tratar de presentar como diferencias de ideas lo que a veces son legítimas diferencias de intereses. Es evidente, por ejemplo, que las diferencias entre las universidades estatales, las privadas del Cruch y las externas al Cruch son en gran medida diferencias de intereses: todas están tratando de obtener ingresos vía estudiantes. ¿Por qué no partimos por admitir eso?

Por ahí dices que el miedo exacerbado a los conflictos nos impide procesarlos bien.

Porque en nuestras élites gobernantes sigue muy presente la idea de que los desacuerdos y conflictos son anomalías, verdaderas patologías sociales de las que tendríamos que curarnos. ¡Son inseparables de una sociedad abierta! Y no amenazan a la democracia, al revés, activan sus instituciones, que están ahí para procesar los desacuerdos entre adversarios y no entre enemigos. Entonces hay que templar un poquito el ánimo y no eludir el debate, como se hace ahora, acusando que la posición del otro es “ideológica”. ¿Pero de cuándo acá la palabra ideología se transformó en un arma arrojadiza para lanzar a la cara del que piensa distinto a nosotros? Como si uno estuviera instalado en la verdad y los demás en su ideología. ¡Ideología tenemos todos!


Bueno, ya resultó un medio Wall, así que lo dejo hasta aquí nomás.

Para quien se interese por leer la entrevista completa (vale la pena) lo puede hacer en el siguiente link:

https://www.theclinic.cl/2019/07/11...s-politicos-ya-no-es-solo-pobre-es-insalubre/
 
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